22 Jul COMO ROMPER CON HÁBITOS POCO SALUDABLES
La mayoría de nosotros hacemos con frecuencia, propósitos para mejorar nuestros hábitos. Muchos de ellos implican comportamientos relacionados con la salud: hacer más ejercicio, comer mejor, dejar de fumar, y así sucesivamente.
Sin embargo, transcurridos unos meses, cerca del 90% de las personas no logran mantener su propósito.
¿Por qué, aun tratándose de cambios positivos, rara vez se mantienen, y qué podemos hacer al respecto?
En una revisión de la investigación sobre este tema publicado en American Psychologist, Janet Polivy y Peter Herman argumentaron que una de las razones principales por las que no conseguimos mantener estos propósitos de mejora se debe a que tenemos expectativas poco realistas en cuatro aspectos:
1.- La CANTIDAD de cambio que es posible realizar. En primer lugar, muchas veces queremos cambiar de una manera o grado que es claramente imposible. Por ejemplo, a pesar de que los expertos en salud recomiendan perder peso de forma gradual (por ejemplo, 1 kg a la semana), las personas a menudo tienen como objetivo unas pérdidas más drásticas. Otro ejemplo de un objetivo poco realista es el que conlleva más tiempo del que disponemos; realizar ejercicio durante dos horas cada día puede no ser realista para alguien que trabaja 40 horas por semana y tiene un nuevo bebé.
Cuando perseguimos objetivos poco realistas, incluso un progreso significativo se interpreta como un fracaso y puede ir acompañado de sentimientos de vergüenza, desesperanza y frustración, que nos pueden conducir a abandonar nuestros esfuerzos.
2.-La VELOCIDAD a la que vamos a ver los resultados. La segunda expectativa poco realista es pensar que vamos a ver los resultados antes de lo que es posible. La investigación sugiere que tendemos a subestimar la rapidez con que seremos capaces de terminar una tarea. Para agravar el problema, la idea de que todo tiene una “solución rápida” se promueve constantemente en la cultura popular y la publicidad, con titulares que nos muestran “un abdomen plano instantáneo” o “un cuerpo de playa perfecto para la próxima semana”.
3.- La FACILIDAD de cambiar el comportamiento. En tercer lugar, puede ser que creamos que será más fácil hacer un cambio de lo que realmente es.
El optimismo en el ámbito de la salud puede ser un arma de doble filo, es útil para creer en nosotros mismos, pero también tenemos que ser realistas acerca de nuestras limitaciones; mantener una dieta baja en calorías podría no ser realista si nuestra vida social gira en torno a salir a comer o si estamos inundados de trabajo.
Si suponemos que el cambio será más fácil de lo que es, es posible que no tengamos en cuenta ciertas dificultades y no estemos preparados para los obstáculos que aparezcan, teniendo por tanto, menos probabilidades de éxito. Y si “compramos” la idea de que todo lo que necesitamos es suficiente con tener la fuerza de voluntad, podríamos terminar por culparnos injustamente por cosas que están fuera de nuestro control, como pueden ser los factores biológicos, u otros factores externos que nos impiden conseguir nuestros logros.
4.- La MEDIDA en que el cambio tendrá un IMPACTO POSITIVO en nuestras vidas.
Por último, tenemos la tendencia a idealizar los beneficios que el cambio de comportamiento de la salud tendrá sobre otros aspectos de nuestra vida. Podemos imaginarnos a nosotros mismos cada vez con más éxito, popular o atractivo, por ejemplo.
Sin embargo, mientras que la mejora de la salud sin duda puede tener un efecto dominó positivo, motivaciones extrínsecas para el cambio (como un deseo de aprobación social) tienden a no ser muy sostenibles, sobre todo cuando las esperadas “recompensas” no se materializan como creíamos.
¿Cómo podemos superar estas barreras para poder mantener el cambio?
Obviamente, un método consiste en hacer que nuestros objetivos sean más realistas. Pero, aun así, no quiere decir que el cambio sea sencillo. He aquí cuatro sugerencias para ayudarnos a conseguir y mantener los cambios en una dirección saludable.
- Practica la auto-compasión. La autoaceptación puede parecer la antítesis del autocambio, pero la investigación sugiere que es justo lo contrario: al tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión, somos menos propensos a experimentar sentimientos paralizantes de vergüenza y duda hacia uno mismo, lo que nos ayuda a establecer objetivos ambiciosos con menos temor al fracaso. Un enfoque de auto-compasión es ser flexible en nuestras metas de salud (siempre que esto se puede hacer de manera segura y con moderación). Por ejemplo, podríamos darnos el permiso para relajarnos en ciertas “reglas” mientras estamos de vacaciones o cuando uno no se siente bien.
- Hazlo pensando en el “futuro.” Es importante vivir el momento, pero es poco probable que podamos disfrutar de buenos momentos futuros, si no tenemos en cuenta nuestro bienestar. Tendemos a olvidar que somos nosotros quienes vamos a sufrir las consecuencias más adelante si no vivimos de forma sana y responsable en este momento. Los estudios demuestran que llegamos a estar más motivados para tomar decisiones saludables cuando podemos imaginar de forma vívida nuestro ser en el futuro.
- Trata de utilizar mecanismos externos de control. Existe evidencia de que las personas tienen más éxito en hacer cambios en el comportamiento de la salud cuando se toman medidas para limitar sus opciones futuras. Un ejemplo clásico de la mitología es la decisión de Odiseo de atarse al mástil de su barco para no ser tentado por el canto de las sirenas. Si bien es posible que no tengamos que atarnos, hay otras formas de hacer un control para encaminarnos hacia nuestro objetivo. Por ejemplo: registrarse en un gimnasio no reembolsable, hacerlo con un amigo.
- Deja de definir los contratiempos como fracasos. Cuando ante el menor desliz, lo interpretamos como un fracaso total, es más probable que se abandone el objetivo prematuramente. Pero si tenemos una visión más amplia y reconocemos que el progreso suele estar lleno de baches, somos más propensos a recuperarnos de los reveses y aprender de nuestros errores.