El sesgo a lo negativo, es decir, la atención sesgada hacia las experiencias negativas que nos suceden en nuestro día a día es un mecanismo de adaptación del ser humano con cierta base genética que, a lo largo de miles de años, nos ha permitido sobrevivir como especie.
En la actualidad, no estamos amenazados por leones y otros depredadores de forma constante como lo estaban nuestros antepasados, aunque si tenemos que estar pendientes de los posibles riesgos de nuestro día a día.
El problema aparece cuando ese sesgo hacia lo negativo ya no es tan adaptativo y se hace predominante en nuestras vidas. El resultado es que nos hace sentir peor al percibir con mayor frecuencia lo negativo de nuestro entorno.
La buena noticia es que esto se puede cambiar. ¿Cómo? Siendo conscientes de ello y atendiendo a lo positivo. Mejoremos este sesgo y el sufrimiento que provoca atendiendo y valorando también, las “pequeñas cosas” positivas que diariamente vivimos.
Nuestra propuesta de hoy es el ejercicio de los cinco dedos:
Cada noche tomemos unos minutos para recordar aquello que nos ha sucedido positivo durante el día, incluso cuando pensamos que hemos tenido un dia «horrible» seguro que podemos encontrar pequeños momentos de satisfacción. No hace falta que sean grandes cosas, puede ser el apreciar el poder tomar una taza de café o la charla con un amigo. Elige los tuyos, tenemos numerosos momentos de nuestro día a día que no apreciamos por ser habituales o pequeños y al tenerlos en cuenta nos ayuda a cambiar nuestra atención a lo positivo.
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