30 Jun CONECTATE A TU IRA SIN PERDER EL CONTROL
Conéctate a tu ira sin perder el control
La ira es un sentimiento muy frecuente en el ser humano. Cada día aparecen nuevas investigaciones para tratar de entender dónde está la fuerza, el poder y la naturaleza de la ira.
Es una emoción universal y primitiva, aparece cuando creemos que hemos sido tratados injustamente o cuando algo nos impide conseguir lo que queremos. Es decir, la sentimos cuando experimentamos una amenaza percibida. Cuando estamos amenazados, liberamos la hormona epinefrina, seguida de norepinefrina (noradrenalina), que prepara el cuerpo para reaccionar al aumentar nuestro ritmo cardíaco y presión arterial y reducir nuestro enfoque para luchar, huir o congelarse.
La ira tiene mucha energía, pero de ti depende el uso que des a esta energía. Sharon Salzberg nos proporciona una práctica para reflexionar sobre la ira y transformarla en autocompasión.
Tenemos la capacidad de modular y desarrollar una relación diferente con lo que nos está sucediendo. En realidad, esta transformación la podemos conseguir a través del Mindfulness.
Podemos ver desde dentro si la ira es realmente tan fuerte; qué sucede cuando no estamos sintiendo solo un leve enfado sino que estamos consumidos por la ira; cuál es la consecuencia del enfado. ¿Cuál es la naturaleza?
Una de las cosas increíbles sobre la práctica del mindfulness, es que somos “nuestro propio laboratorio”. La buena noticia es que todos tenemos la capacidad de modular y desarrollar una relación diferente con lo que nos está sucediendo. En realidad, podemos conseguir esa flexibilidad. Esa es la transformación que podemos conseguir con la atención plena (mindfulness).
Entendiendo los beneficios de la ira
La ira es una forma de decir no, de poner límites y, a veces, también tiene mucho valor. La ira está aquí para protegernos de cualquier daño y nos informa que debemos reafirmar nuestro límite para volver a la armonía. La práctica de cultivar límites compasivos es tremendamente beneficiosa para nuestra vida personal y profesional.
La ira tiene mucha energía. Esa es la parte positiva.
Y sin embargo, si estamos perdidos en la ira, si nos dejamos vencer por ella y si permitimos que realmente nos guie, puede tener terribles consecuencias para nosotros y para nuestros comportamientos.
Si no nos permitimos sentir nuestra ira con amabilidad y aceptación, no podemos crear límites saludables y esto puede causar un gran daño a uno mismo y a los demás a través de nuestras palabras y acciones.
La ira puede sentirse de una forma muy restrictiva, como la visión de túnel. Cuando estamos enfadados aparece esa visión de túnel. Tal vez hiciste cinco grandes cosas ese mismo día, pero esas cinco grandes cosas se han perdido y solo queda el momento de enfado. Así es como nos perdemos en la convicción de que: “Soy un idiota estúpido. Eso es todo lo que voy a ser ”. Hemos borrado toda la evidencia que dice que somos algo más que nuestra ira.
Relacionandonos de forma diferente con la ira
Eso es parte de la naturaleza destructiva de la ira. Nuestra tarea, no es menospreciarnos por lo que sentimos, sino tratar de capturar esa energía de una manera valiente, de una manera que nos da permiso para decir “no”, que nos ayuda a establecer límites. Sin perderse en la visión del túnel de la ira.
Y eso significa, en primer lugar, tener un cierto espacio de la ira. Lo vemos, nos conectamos con ello y, sin embargo, no necesariamente nos estamos abrumando por lo que sentimos. En vez de identificarnos con la ira, rechazarla o abrumarnos por ella, podemos acercarnos a ella con una actitud curiosa. Confiando en que probablemente tenga algo que enseñarnos. Y por otro lado, no lo estamos rechazando.
Esa es en realidad la definición de Mindfulness: es una relación con nuestra experiencia, por lo que no nos consume lo que está sucediendo. Ni nos identificamos con ello.
EJERCICIO CONTRA LA IRA
Mira tu película de ira
-Siéntate cómodamente. Puedes cerrar los ojos, o mantenerlos abiertos.
-Nota tu respiración. Ve si puedes encontrar el lugar donde su respiración sea más fuerte, la más clara para ti, por ejemplo, ¿dónde sientes la entrada y salida de tu respiración con más fuerza? Tal vez las fosas nasales, o el pecho, o el abdomen.
-Intenta traer una situación a tu mente en la que estabas enfadado.
-Simplemente tráelo al momento actual y permite que aparezca con todo detalle.
-Observa cómo se manifiesta en tu cuerpo. Se consciente de cómo es esa historia, quienes intervienen y cómo llegas al estado de la ira. Es como si estuvieras viendo la película de la ira, e intenta vivirla con curiosidad, como algo interesante.
-Se amable contigo mismo e intenta relacionarte con ese sentimiento con amabilidad y con ternura. Todos nos enfadamos de vez en cuando. Es, por tanto, un sentimiento natural. Lo creas o no, aceptarnos a nosotros mismos, (enfadados o como sea que estemos), es un acto de compasión, de amor.
-Finalmente, despídete de ese sentimiento y deja que se vaya. Devuelve tu atención a la respiración.
Haz este ejercicio de forma progresiva comenzando por algo que no te abrume demasiado.
A veces, si sentimos mucha ira nos puede resultar dificil sentarnos a respirar. Si eso te ocurre, te aconsejamos que realices una meditación caminando.
Si deseas aprender más, en el Club Sentirse Bien tenemos diferentes Talleres, que te darán la oportunidad de mejorar tu bienestar.
Fuente: Real Happines de Sharon Salzberg